El queso Idiazabal no es un simple queso. Es el Messi de la mesa y la Champions de las ovejas Latxas y Carranzanas. Hecho siempre con leche cruda, curado mínimo dos meses, y con esa disyuntiva que divide amistades: ahumado o sin ahumar.
Este año la tradición se ha vivido a lo grande en dos templos: Ordizia y Uharte Arakil. Dos pueblos, dos fiestas, dos subastas épicas. Y sí, también mucha lluvia, porque si no llueve en un concurso vasco… no es real.
Ordizia 2025: La Leze, hat-trick y Kutxa de Oro
El 10 de septiembre, Ordizia volvió a ser la Meca del Idiazabal. Allí ganó La Leze (Ilarduia, Álava). No era su primera vez. Ni la segunda. ¡La tercera! Y eso significa Kutxa de Oro, un trofeo reservado solo a los queseros que logran tres victorias en diez años. Es decir, el Balón de Oro de los pastores.
En total, 45 quesos se midieron ante un jurado de lujo. Nombres que suenan como Soles Repsol: Pedro Subijana, Elena Arzak, Martín Berasategui. El podio lo completaron Kortaria (Lekaroz) y Ipiñaburu (Zeanuri).
Curiosidad: entre los cinco primeros, cuatro eran ahumados. Solo Kortaria, sin humo, resistió la moda. ¿Estamos ante el “regreso del ahumado”? Parece que sí.
La subasta fue otro capítulo de película. Medio queso campeón se pagó a 5.200 €, comprado por el restaurante Itxaropena, en Donostia. Como si fuera la camiseta de Jordan, pero en lácteo. Y no es solo espectáculo: lo recaudado se destina a programas sociales para mayores de la zona. Gastronomía que alimenta y acompaña.
Además, la feria se moderniza. Este año hubo subasta híbrida y streaming en directo. Queso con FOMO (Fear Of Missing Out) resuelto.
Navarra 2025: chaparrón, emoción y 4.950 €
El 31 de agosto, Uharte Arakil celebró su gran concurso, rebautizado este año como Premio Jose Mari Ustarroz, en memoria de uno de los grandes defensores del Idiazabal navarro. Bonito homenaje, porque aquí el queso también es cultura.
Ganó Infernuko Gazta – Kortaria (Lekaroz), que ya sonaba fuerte desde Ordizia. La lluvia obligó a improvisar: la subasta pasó al pórtico de la iglesia. Cine puro. Medio queso se vendió por 4.950 €, en manos de Jamones Romero. Final feliz bajo el chaparrón.
Hubo también un guiño verde: el premio ecológico se lo llevó Ultxama-Resano (Dorrao). Señal de que la sostenibilidad también marida con la tradición.
¿Qué hace tan especial al Idiazabal?
Muy fácil:
- Solo leche cruda de oveja Latxa y/o Carranzana.
- Curación mínima de dos meses.
- Puede ser ahumado o natural.
El resultado es un queso con textura mantecosa y aromas que recuerdan a frutos secos. El ahumado añade profundidad, como cuando Tarantino mete música setentera en medio de una pelea. Todo encaja.
Lo que aprendimos este año
- El humo manda. Ordizia lo confirma: cuatro de los cinco primeros eran ahumados.
- Los nombres propios importan. La Leze ya es leyenda; Kortaria acumula premios; Uharte Arakil consolida su prestigio.
- La fiesta se abre al mundo. Subastas híbridas, streaming y récords que viajan en redes. El Idiazabal ya no es solo tradición, es contenido global.
Cómo disfrutarlo en casa (y quedar como experto)
- Corte: en cuñas finas, nunca de frigorífico. Deja que respire a unos 18–20 ºC.
- Ahumado: solo, con pan crujiente. Bonus: una gota de AOVE encima.
- Sin ahumar: súbelo de nivel con frutos secos y manzana verde.
- Bebidas: sidra natural (maridaje clásico), tintos jóvenes o un blanco con cuerpo. Sí, un Godello también le va.
Conclusión
Ordizia y Uharte Arakil nos recuerdan que el Idiazabal no es un queso más. Es identidad, es fiesta y es puro espectáculo. Este año La Leze y Kortaria brillaron. Y el público, entre lluvias y subastas históricas, volvió a confirmar que no hay nada tan vasco como emocionarse con medio queso alcanzando precios de obra de arte.
Así que ya sabes: si ves un Idiazabal en tu mesa, no lo subestimes. Puede que valga más que tu bolso favorito.





