Olvídate de las latas insípidas que saben a verano low cost. Este año, tu agosto se va a beber al ritmo de los 80, con un toque de María Peláe y un poco de Bowie en el after. Todo real, todo probado, todo listo para que no acabes bebiendo sólo agua del grifo en pleno calor.

Tinto de verano: el hit ochentero que nunca muere

Si existiera una lista de “Grandes Éxitos del Verano”, el tinto de verano estaría en el número uno, más eterno que “Girls Just Want to Have Fun”. Con La Casera como corista oficial y un tinto joven (garnacha, tempranillo o monastrell), es el refresco que hasta el New York Times llama “bebida creada y bautizada para el verano”.

En Alemania lo han adoptado como si fuese el “99 Luftballons” líquido: ligero, pegajoso y siempre a punto para sonar (o beber) otra vez. Proporción mágica: 50 % vino, 50 % gaseosa, limón opcional y hielo hasta que el vaso parezca una bola de discoteca.

Calimocho: el punk de las fiestas de barrio

Nació en Euskadi, pero su espíritu es tan global como un riff de The Clash. Vino barato + cola, servido en vaso XXL, en verbenas, festivales y hasta en bodas (de las divertidas). Es como poner “Should I Stay or Should I Go” en un botellón: no necesitas más para que la noche funcione.

En el norte, sírvelo bien frío, con hielos gigantes y vaso de sidra; en el sur, acompáñalo con papas fritas para absorber dignamente el rock and roll.

Agua de Valencia: la diva del Mediterráneo

Si el tinto es el hit de verbena, el Agua de Valencia es el Like a Prayer de la lista. Cava, zumo de naranja fresca, vodka, ginebra y azúcar en jarra para seis. Nació en la Cervecería Madrid en 1959 de la mano del pintor Constante Gil, pero cada sorbo suena a festival en la playa.

Marcas que lo elevan: cava Raventós i Blanc Blanc de Blancs o Gramona Imperial, vodka Belvedere y ginebra Gin Mare para darle perfume mediterráneo. Y sí, se sirve con copa amplia, porque un hit merece escenario grande.

Vermut español: elegante como Bowie en traje blanco

Mientras todos bailan reguetón, el vermut pasea como si sonara Let’s Dance de fondo. Frío, con una rodaja de naranja y aceituna, y si quieres estilo: St. Petroni Blanco (Galicia, base de albariño con hierbas) o Padró Rojo Amargo (Reus).

Si prefieres sur y carácter, busca Fernando de Castilla Vermut (Jerez), con ese punto de crianza que recuerda a un solo de guitarra lenta al atardecer. Es para quienes saben que un buen aperitivo se disfruta más despacio que cualquier TikTok.

Sangría bien hecha: sin frutas flotantes de plástico

La sangría es como un vinilo de Queen: cuando está bien hecha, suena (y sabe) gloriosa. Olvida la industrial y prueba versiones con vino joven, Brandy Fundador Sherry Cask y frutas de temporada. Servida en copa balón, con toque de canela y sifón de Fever-Tree Soda.

Es Freddie Mercury cantando “Don’t Stop Me Now”, pero en líquido. Energía pura, con mucho hielo.

Aloja, Clipper y otras rarezas veraniegas

Para quienes prefieren la cara B, hay refrescos que suenan a vinilo indie:

• Aloja (hidromiel fermentada de Valladolid): medieval pero fresca, ligera, sabor a miel y especias.

• Clipper (Canarias): fresa o maracuyá, con burbuja suave que suena a pop isleño.

• Mà de Sant (Cataluña): hierbas y miel en botella de diseño, sabor limpio, cero aditivos.

Son las bebidas que pondrías mientras suena Take On Me de A-ha en bucle, porque no cansan y siempre refrescan.