Quiero compartir con vosotros la razón de este artículo. Hace unos meses tuvo lugar una conocida feria que entregaba sus premios a distintas bodegas, vinos y personajes referentes del mundo del vino, elegidos a través del voto popular. Tras darse a conocer los resultados tuve una revelación: Si no eres un personaje activo públicamente (en cuanto a medios se refiere) tu trabajo y labor carece de total importancia.
Con esto no quiero decir que el ganador del premio no fuera merecedor de él, pero si quiero sacar de la sombra a uno de los nominados que, para mí y para muchos, es todo un ejemplo e inspiración: JESÚS DE MADRAZO MATEO.
Estoy segurísima de que todos y cada uno de nosotros, hemos bebido alguno de sus maravillosos vinos clásicos como CONTINO. Y también, vinos firmados con su propio nombre, proyectos que asesora desde hace más de una década como TERRITORIO LUTHIER, o cualquiera de los otros proyectos que tiene entre manos.
Las obras de arte que Jesús elabora y embotella inundan los rincones de las mejores cartas de vino, las mejores tiendas especializadas y las copas de vino en casas de mucha gente que no conocen las manos que las hacen.
Talento y humildad resumen muy bien a este maestro de muchos.
Hace unos cuatro años tuve la suerte de conocerle visitando la bodega de uno de sus proyectos. Yo, temblorosa cual flan, sentía que estaba conociendo a uno de los ídolos de mi formación. Una ha aprendido de sus vinos, y allí estaba yo, delante de esa estrella como una fan nerviosa, sin saber que después forjaríamos una relación de amistad y admiración. A través de estos años le he escuchado, atenta y curiosa, queriendo absorber el mayor conocimiento posible y sin ser él consciente de la importancia de sus palabras, con las que comparte todo su conocimiento de la manera más mundana y generosa que he visto nunca.
Además de los vinos, Jesús tiene galardones en su haber más que merecidos por su carrera. Pero son títulos y menciones menos conocidas o mediáticas, de ahí mi reflexión. Parece que, si hoy en día no vives esclavo de las redes sociales y de la exposición, el trabajo se pierde en la invisibilidad. Solo quería expresar mi coraje y poner un poco de voz a un clásico de nuestra enología.
Jesús quiero decirte que te admiro profundamente por tu trayectoria profesional, por tu carrera enológica y por toda la sabiduría que compartes con todo aquel que esté dispuesto a escucharla. Pero sobre todo quiero que sepas que te admiro, aun más, por tu humildad y calidad humana. Que cuando me hablas, dándome importancia como si yo fuera la reina de algún país, soy yo la que se siente honrada simplemente porque sepas que existo. Y, por encima de eso, porque en tu bondad siempre hay un escalón más, y es el de cómo te esfuerzas en honrar y respetar la memoria de tu padre, que sin él hoy no estaríamos, ni de lejos, donde estamos en el mundo del vino en este país. Jesús de Madrazo.
Por ti, y por todo lo que haces, Jesús, ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!