Hay rones de playa, de cóctel rápido y sombrilla de papel. Y luego está Dos Maderas 5+5 PX, un destilado que no viene a flirtear con piñas coladas, sino a contar una historia que empieza en el Caribe y termina en las soleras de Jerez.
Primero, viaja por Barbados y Guyana, donde descansa 5 años en barricas ex‑bourbon. Allí coge cuerpo, color ámbar oscuro y notas dulces de vainilla y frutas tropicales. Luego cruza el Atlántico para pasar otros 3 años en botas de Palo Cortado y 2 más en botas que criaron Pedro Ximénez (PX) en Williams & Humbert, Jerez. Es ahí donde su alma se transforma: deja de ser solo un ron y se convierte en una especie de ron‑vino, con una profundidad que recuerda a un licor de pasas y miel.
En nariz, huele a ciruela, pasas, caramelo, canela y un toque de cuero. En boca, su dulzor inicial se equilibra con especias, frutos secos y un eco tostado que pide calma. No es un ron ligero para trago largo; es un ron para beber solo, con hielo grande o en cócteles cortos que dejen que hable. Un Old Fashioned de ron o un Negroni donde el PX sustituya a la ginebra le hacen justicia.
Funciona con chocolate negro, postres con frutos secos o, para los más atrevidos, con un queso azul suave (sí, incluso el helado de Masiega de Cantagrullas). Y si quieres acompañarlo con música, pon un vinilo de Buena Vista Social Club antes de pasar a Camarón: dos mundos, una copa.
¿Es dulce? Sí. ¿Intenso? También. Pero ahí está su encanto: no sigue fórmulas caribeñas ni reglas jerezanas. Es un destilado híbrido, pensado para quienes quieren más que un simple ron veraniego. Es una sobremesa lenta, con conversación y copa de cristal, no un “cubata” de fiesta.
En definitiva, Dos Maderas 5+5 PX no es un ron de todos los días. Es un ron para las noches que quieres que duren y para los brindis que cuentan historias largas. Y sí, también para los que buscan presumir de copa sin decir ni una palabra.