Según informa Vino-Joy News, el Ministerio de Comercio ha propuesto levantar los aranceles impuestos al vino australiano, marcando así el final de una congelación comercial de tres años que ha impactado severamente en las exportaciones anuales de vino de Australia, valuadas en unos 1.200 millones de dólares australianos.
Bunnamaggo Estate Wines, ubicada en Nueva Gales del Sur, solía exportar entre el 25% y el 30% de sus vinos a China antes de la pandemia. Sin embargo, Michael Hatcher, director de operaciones vitivinícolas de la finca, no alberga expectativas demasiado optimistas sobre la recuperación de sus exportaciones hasta los niveles anteriores a los aranceles. Hatcher expresó su escepticismo durante el evento Prowein Dusseldorf, destacando la desaceleración económica en China como un factor crucial que podría limitar el poder adquisitivo del mercado chino postpandemia.
Aunque el Ministerio aún no ha anunciado públicamente la recomendación, ni ha especificado una fecha de entrada en vigor, se espera que esta medida impulse la industria vitivinícola australiana, que ha sufrido un fuerte impacto debido al exceso de oferta y la disminución de las ventas globales en los últimos tres años.
El optimismo por esta posible decisión fue evidente en William Dong, director ejecutivo de DMG Fine Wines, propietario de Handpicked Wines y House of Arras. Dong expresó su confianza en que el levantamiento de los aranceles beneficiaría no solo a su empresa, sino a toda la industria vitivinícola australiana, abriendo nuevas oportunidades de crecimiento.
Como preparación para la reanudación de las exportaciones a China, algunas bodegas, como Taylors Family Wines, ya han contratado personal en ciudades clave como Guangzhou. Además, empresas como Treasury Wine Estates, el principal exportador de vino australiano a China antes de los aranceles, están listas para reanudar los envíos, incluyendo sus populares series Penfolds Bin e Icon.
A pesar de estos signos positivos, algunos actores de la industria muestran cautela y preocupación por el poder adquisitivo del mercado chino postpandemia, especialmente en un contexto de recesión económica y disminución del consumo.
