En el mágico mundo del cine, los vinos no solo acompañan escenas. A veces, se convierten en protagonistas inesperados, dejando una huella imborrable en nuestra cultura y paladar. Acompáñame en este recorrido por películas donde el vino influye tanto en la trama como en nuestras elecciones enológicas.
Sideways (2004): El Efecto Pinot Noir
En 2004, Alexander Payne nos regaló “Sideways“. Una comedia dramática que sigue a dos amigos explorando los viñedos del Valle de Santa Ynez en California. El protagonista, Miles Raymond, un apasionado del vino, expresa su desdén por el Merlot y su devoción por el Pinot Noir. Con la frase: “Si alguien pide Merlot, me voy”, Miles dejó clara su preferencia. Este diálogo, aunque ficticio, tuvo repercusiones reales. Las ventas de Pinot Noir en Estados Unidos aumentaron un 16% tras el estreno de la película, mientras que las de Merlot disminuyeron. El “efecto Sideways” transformó al Valle de Santa Ynez en un destino enoturístico de renombre. Los visitantes estaban ansiosos por degustar los vinos que Miles tanto alababa.
James Bond: El Agente con Gusto Refinado
Desde su primera aparición en “Dr. No” (1962), James Bond ha sido sinónimo de sofisticación. En “Dr. No”, Bond demuestra su conocimiento enológico cuando, al ser ofrecido un Dom Pérignon del ’55, comenta: “Prefiero el ’53”. Esta atención al detalle no solo define su carácter, sino que también ha influido en la percepción pública de estas bebidas, elevando su estatus y popularidad.
El Silencio de los Corderos: Chianti y Fava Beans
En “El Silencio de los Corderos” (1991), el inquietante Dr. Hannibal Lecter comparte una de sus macabras preferencias culinarias: “Un censor una vez intentó probarme. Me comí su hígado con habas y un buen Chianti”. Esta línea, tan escalofriante como memorable, puso al Chianti en el mapa para muchos espectadores. Curiosamente, en la novela original, Lecter menciona un Amarone, pero se cambió a Chianti en la película por ser más reconocible para el público. Este ejemplo ilustra cómo el cine puede moldear nuestras asociaciones y preferencias enológicas.
El Padrino: Bardolino en la Mesa de los Corleone
En “El Padrino: Parte II” (1974), durante la fiesta de comunión del hijo de Michael Corleone, se sirve Bardolino, un tinto italiano. Aunque esta elección puede pasar desapercibida, refleja la conexión de la familia con sus raíces italianas y añade autenticidad a la escena. Este detalle sutil ha despertado el interés por los vinos italianos, mostrando cómo el cine puede influir en nuestras elecciones gastronómicas.
Casablanca: Veuve Clicquot 1926 en el Rick’s Café
“Casablanca” (1942), un clásico ambientado durante la Segunda Guerra Mundial, nos transporta al elegante Rick’s Café. En una escena memorable, el Capitán Renault sugiere al Mayor Strasser probar un Veuve Clicquot de 1926. Esta mención específica no solo añade autenticidad y lujo a la escena, también ha perpetuado la reputación de Veuve Clicquot como símbolo de sofisticación y celebración.
Bottle Shock (2008): El Juicio de París y el Triunfo de Napa
“Bottle Shock” narra el histórico “Juicio de París” de 1976, donde vinos californianos compitieron contra los franceses en una cata a ciegas. Para sorpresa de muchos, el Chardonnay de 1973 del Chateau Montelena de Napa Valley se alzó con la victoria en la categoría de vinos blancos. Este evento, y la película que lo retrata, destacaron la calidad de los vinos estadounidenses, cambiando para siempre la percepción global sobre ellos.