Hay gestos que repetimos sin pensar. Como saludar con dos besos, comprar aguacates para ver si así somos felices… o chocar copas al grito de ¡salud! Pero ¿de dónde viene esa costumbre tan sonora? Aquí va el “sabías qué” que te faltaba: ¿Por qué brindamos chocando las copas? Y cuidado, que la historia viene con espadas, óperas, veneno y hasta un cameo de Peaky Blinders.
Una escena digna de Kubrick (o de la corte del siglo XV)
Hay quien defiende que la costumbre de chocar las copas nace como acto de defensa. En plena Edad Media, época de banquetes sospechosos y puñales en la mesa, se chocaban con fuerza para que el vino saltara de una a otra. Así, si alguien había echado veneno, ambos lo compartían. Muy El nombre de la rosa, pero sin Sean Connery vigilando.
¿Verdad o mito? Pues mito. No hay pruebas históricas sólidas de esto. Es como decir que el vino blanco no da resaca: queda bonito, pero no cuela.
Los griegos, los romanos y el sonido del placer
Los griegos brindaban en honor a Dionisio, dios del vino y las buenas fiestas. Los romanos lo hacían por la salud del César. Y nosotros, por sobrevivir a la semana. Ellos inventaron el ritual, pero nosotros lo afinamos.
Lo curioso es que beber vino ya involucra casi todos los sentidos: vista, olfato, gusto, tacto… Solo faltaba el oído. De ahí el clin del brindis. Como una nota final en un concierto de Ludovico Einaudi. O el golpe seco de copa en las cenas de El Menú, esa joya cinematográfica para gastrónomos con trauma.
De Lutero a la Wehrmacht: brindis con acento alemán
La palabra “brindis” viene del alemán bring dir’s (“te lo ofrezco”). Lo gritaban los soldados germánicos al tomar ciudades en pleno Renacimiento. Poco romántico, pero bastante épico. Como un discurso de Los Miserables, pero con vino.
Martín Lutero lo promovió como parte de la liturgia hogareña. Brindar se volvió costumbre civilizada. Aunque si lo hacía él, posiblemente sin burbujas.
Cine, series y brindis para la historia
En Peaky Blinders, los brindis no llevan hielo. Ni escrúpulos. En Downton Abbey, se brinda por el protocolo aunque todos quieran whisky doble. Y en Call Me by Your Name, el vino es parte del romance, del deseo y del verano eterno.
Hay brindis que son pactos, otros, despedidas, y algunos, como el de La gran belleza, son pura contemplación. Con vistas a Roma y resaca emocional incluida.
El brindis también se canta (y no solo en bodas)
El más famoso es el de La Traviata, sí. Pero hay más. Bebe canta “Brindemos” con rabia y resaca. Serrat pidió una copa rota, porque las enteras no decían lo suficiente. Billie Holiday brindaba con bourbon mientras componía himnos eternos.
Y si vas más pop: Raise Your Glass ,de Pink, es un brindis a la diferencia. Y Champagne Problems, de Taylor Swift, uno a los corazones rotos. Que también beben, aunque no lo reconozcan.
Cómo brindar
- Mira a los ojos. En media Europa es símbolo de honestidad. En España, también de buena educación. En ambos, de no parecer sospechoso.
- No brindes con agua. Dicen que da mala suerte. Pero si lo haces, hazlo alto y fuerte, defendiendo que el vino tiene un alto porcentaje de H2O.
- No golpees con furia. Esto es un brindis, no una escena de Fast & Furious: Vinoteca Drift.
Al final, el brindis es un lenguaje
Brindamos por estar juntos, por sobrevivir, por amor, por despecho, por los lunes y por los domingos. Brindamos, aunque no tengamos nada que decir. Porque alzar una copa es también un punto y aparte.
Así que la próxima vez que alguien te pregunte por qué chocamos las copas, no le des un TikTok. Mándale este artículo. Y si no lo entiende, invítale a un vino.
De los buenos.