Vamos a poner orden en este menú de verano, aunque todo parezca escrito por un chef borracho. Mientras en el CERN celebran el hallazgo del toponium, ese baile fugaz de dos quarks top que dura menos que un ligue de chiringuito, en España contamos medallas como si fueran raviolis en el Día Mundial de la Lasaña.
Porque sí, la natación artística española se ha convertido en una receta de capas. Seis medallas para Iris Tió Casas y nueve para España en total. Con oro en waterpolo masculino, bronce en femenino y hasta brillos en dúos mixtos. Una lasaña entera de éxitos, con cada capa más jugosa que la anterior.
Mientras tanto, la NASA suspira por el asteroide 16 Psyche, una roca sideral cargada de hierro y oro que valdría 700 trillones de euros. Con eso podríamos comprar todas las tartas del Día Mundial de la Tarta de Queso, regalar sandías hasta aburrir en el Día Nacional de la Sandía y todavía nos sobraría para invitar a medio planeta a una ronda. Muy lejos de allí, en un césped escocés, Trump y Starmer juegan al golf y a la geopolítica: paz exprés para Ucrania en “10 o 12 días”, quejas sobre molinos de viento y un tono que suena más al Día Internacional de la Alegría (con gin tonic en mano) que a una cumbre seria.
En las bolsas, el acuerdo EE. UU. y la UE de aranceles al 15 % hace que los índices suban como el azúcar. Y todo eso en el Día Nacional del Chocolate con Leche. Todo es euforia, todo burbujea, hasta que alguien recuerda que el virus del Nilo Occidental vuelve a Texas, justo para amargar el Día Internacional de la Alita de Pollo. Porque no hay nada que mate el apetito más rápido que una picadura inesperada.
En salud, la EMA aprueba el lenacapavir, un inyectable que te protege contra el VIH durante seis meses. Media vuelta al calendario,para sobrevivir al Día Internacional del Mal de Amores sin caer en llamadas nocturnas al ex. Y, si todo falla, siempre nos queda el Día Mundial de la Alegría, porque una amiga ayuda a poner perspectiva.
Y así, entre quarks que parpadean, asteroides millonarios, líderes que venden paz como quien vende multipropiedad y medallas que se apilan como platos en un bufé, todo conduce a una fecha: 4 de agosto, Día Nacional del Vino Blanco. Ese día, descorchar una botella será la única forma sensata de brindar por la amistad, la lasaña, las tartas, los mosquitos y hasta las alitas.
Porque, al final, este verano no se entiende ni se explica: se bebe a sorbos.