Entramos en el Café Berlín como quien atraviesa un velo. Fuera el tic-tac del Madrid cotidiano, dentro el latido profundo del flamenco. De esos que te recorren la espalda, te ponen los pelos de punta y te invitan a quedarte. Y ahí estaban ellos, el maestro de ceremonias Leandro Cersosimo y el incombustible «Bandolero» Ruíz Motos, desplegando tablas, buen humor y una intención clara: presentar la nueva edición del festival como si fuera una “quedada” íntima entre amigos del arte, de esos que no se cancelan.
Y entonces, el silencio. Juan Parrilla y Joni Jiménez nos engatusaron a través de su música, como magia salida de una flauta y una guitarra, dejándonos el dulzor en la boca de una buena velada de cante hondo. Hubo un momento en el que las notas parecían hablar entre sí, y el aire del Berlín se llenó de un respeto cálido, de esos que solo provoca el arte verdadero.
Una sala con historia y con alma
El Café Berlín no juega a disfrazarse de tablao grande. Mantiene sus mesas casi pegadas al escenario, las luces tenues, el público tan cerca que casi puede tocar la guitarra. Es perfecto para que el duende se siente a tu lado. Y hoy lo ha hecho.
El cartel: artistas para sentir
Cada nombre en el cartel es una promesa de emoción.
- Pedro El Granaíno (arranque con «En las cuerdas del cante»): voz que bulle, que va al fondo del sur y vuelve con un arranque que te despierta.
- Belén López: una bailaora que alza el mantón y el mundo se encoge para ver sus movimientos; fuerza, gracia, duende.
- Lela Soto & Vicente Soro junto a Diego del Morao: el legado hecho tablao, la tradición que explota en modernidad.
- Antonio Lizana & Andrés Barrios: flamenco que viaja, que se mezcla con aire nuevo, sin perder raíces.
- Joni Jiménez y con él la flauta de Juan Parrilla: la guitarra que conversa, la flauta que respira, un convite a compartir arte.
- Y para cerrar, algo que sabe a broche y a aplauso: El Yiyo con «A mi aire». Desenlace con chispa.
¿Por qué tienes que ir?
Porque esto no es ver y olvidar: es vivir, oír, vibrar. Porque te sentarás a pocos metros del que canta, del que baila, del que hace que el silencio se convierta en aplauso. Porque en Noviembre, en Madrid, el arte no espera. Y esta edición es esa cita.
Tips para empaparte bien
- Móvil en silencio, mirada atenta: el flamenco pide entrega.
- Deja que la sorpresa te encuentre: quizá no esperabas que la flauta se colase tan bien en el duende.
- Entradas listas: se llena, la intimidad hace que las noches sean más sabrosas.
Al salir…
No sabíamos si celebrar o meditar. Nos fuimos con el alma removida, con ganas de que llegue el 14 de noviembre, fecha de arranque, y poder sentarnos de nuevo en esa sala, copa en mano, tacón esperando el golpe, sonrisa lista para el momento exacto. Y tú deberías estar ahí también.







