En el Día Internacional de la Croqueta, no hay más remedio que hacerle un homenaje, y no sé vosotros, pero yo amo este maravilloso plato. Ha sido uno de mis favoritos, desde que era pequeña. Cuando las cocinaba mi tía Santi (mi segunda abuela, y la mujer más independiente y cañera que he conocido), era fiesta nacional. Las hacía de varios tipos, pero estaban todas para chuparse los dedos.
Como curiosidad, aunque las croquetas son un plato muy típico de la gastronomía española, su origen es francés (o eso dicen ellos). Aparecen en el libro de recetas de François Massialot, “Le cuisinier royal et bourgeois”, de 1691. Eran pequeñas bolas de carne picada, huevo y otros ingredientes, que se empanaban y se freían. Sin embargo, en 1817, Antoine Cámere, conocido como “el Chef de los Reyes”, sirvió en una cena para el archiduque de Rusia unas “croquettes a la royale”, que era una receta similar a la actual.
Aunque las croquetas no llegaron a la península ibérica hasta finales del siglo XIX, su popularidad se extendió rápidamente por todo el territorio español. Aquí empezaron como una receta de aprovechamiento (recuerda las de cocido), pero ahora son un plato fijo en los mejores bares y restaurantes.
Aunque no todo el mundo cocina una buena croqueta. Esta debe tener:
- Una textura crujiente por fuera y cremosa por dentro. La bechamel debe estar bien cocinada, y no tener grumos.
- Un sabor equilibrado.
- Una forma uniforme y estar bien empanada. La presentación de una croqueta es importante.
Existen muchos concursos de croquetas en España. Algunos de los más populares son el Campeonato a la Mejor Croqueta de Jamón y el Concurso Nacional de Croquetas de Zaragoza. En 2023, el Restaurante “Truco”, de Zaragoza, ganó con su receta de croquetas de calabaza y chile.
Mis favoritas son:
Las de Berria Wine Bar (Madrid), de jamón, ligeras y elegantes, que, armonizadas con una manzanilla de Sacristía AB, hacen un tándem perfecto.
Las de pollo y jamón del Portal de Echaurren (La Rioja). Con una copa de Campillo blanco, fermentado en barrica, te abrirá todos los sentidos. No te olvides que, con sus tres soles Repsol, y su maravilloso hotel, no vas a querer salir nunca de allí.
Las del Cigarral del Ángel, de Iván Cerdeño (Toledo), volviendo al clásico jamón, están espectaculares. Ya obtuvieron el premio a las mejores del mundo, en 2019. Para mí, con una botella de Ziries, disfrutas de cualquiera de los menús, también de tres soles Repsol, divinamente.
Si te gustan las de gambas, las de Taberna Zalamero (Madrid), están muy ricas, lo que no quita que pruebes las de pollo y las de jamón. Acompáñalas de una botella del Aeronauta, de nuestra Master of Wine, Almudena Alberca, para un aperitivo perfecto con tus amigos.
Las de Santerra (Madrid), Cañitas Mayte (Casas-Ibáñez, Albacete), Trivio (Cuenca), Trasgu (Madrid), Metro Bistro (Madrid) y Joselito’s también están espectaculares, y algunas te las pueden llevar a casa en Glovo.
Ahora disfruta de tus favoritas al son de los Beatles…ya sabes… “All you need is love”, y croquetas.