Hoy celebramos cosas serias: el Día Internacional de la Leche, el Día del Olivo, la Torta de Nueces y, para los más espirituosos, se acerca el Día del Coñac. Todo junto en una misma batidora nacional. Un smoothie de actualidad, política y repostería, con textura de telediario y regusto a BOE del día anterior.
Mientras tanto, España está que arde. Literalmente. La AEMET lanza alertas con más entusiasmo que datos. Nos avisa de que este mayo ha sido el más caluroso desde que se inventaron los abanicos, que en Sevilla ya se fríen huevos en las aceras, y que lo mejor es hidratarse. ¿Con qué? Con leche, por supuesto. Leche entera, semidesnatada o política. Que para eso hoy es su día.
Y ojo, que la cosa no acaba en la leche. Es también la Semana Internacional de los Museos, esa cita anual en la que España presume de Goya, pero va más al Primark que al Prado. Cultura sí, pero que no interrumpa la caña.
Por suerte, no todo es solemnidad. El calendario viene cargado de excusas bonitas para celebrar la vida. Esta semana llega el glorioso Día del Donut, esa joya circular que representa al español medio: dulce, redondo, con un agujero en el centro que huele a jornada intensiva y siesta corta. Porque hay cosas que no necesitan explicación: el amor, los donuts, y el wifi gratis.
También asoma el Día Mundial de Repetir, una oda a las segundas oportunidades, a los platos calientes y a las canciones que nunca deberían haberse ido. Repetir es humano. Repetir croquetas es divino.
Y si el coñac no arregla nada, al menos da conversación, que ya es más que un lunes sin estrenar. Pero el verdadero héroe de la semana es el helado de chocolate. Frío, oscuro, dulce y directo al alma. No te juzga, no te interrumpe, no te pide el voto. Es como ver una buena serie japonesa sin subtítulos: no entiendes nada, pero te hace feliz. Como Osaka, que ya prepara la Expo 2025 con robots educados y pabellones que prometen lo que aquí ni se insinúa: aire acondicionado, eficiencia y silencio. Japón mira al futuro; nosotros miramos el mando a distancia.
¿Y el aceite de oliva? Buenas noticias: ya no está tan caro. Baja que te baja, como la fe en las apps para ligar o los documentales del mediodía. Los olivos están contentos. Se nota en cómo brillan sus hojas y en que uno ya puede volver a mojar pan sin hipotecarse.
Y no olvidemos la Torta de Nueces, esa mezcla perfecta de crujido, azúcar y nostalgia. Es como la infancia, pero sin las vacunas. España es, al final, una torta: sabrosa, partida a veces, siempre con algo dentro que cruje.
Para cerrar el festín, llega el Día Internacional de la Seguridad Alimentaria, que suena a folleto del Ministerio, pero en realidad es una forma elegante de decir: “mira la nevera antes de pedir”. Y sí, uno mira la nevera como quien mira su historial de búsquedas: con esperanza y cierto miedo.
Pero no todo es drama. Porque mientras haya donuts que comer, helado que relamer, museos que mirar de reojo, y una buena copa de coñac con que brindar, este país sigue con calor, con ironía y con más frases que soluciones. También, con esa manía tan nuestra de celebrar todo, aunque sea a mordiscos.