El mercado mundial de las bebidas sin alcohol ya no es un nicho. Hoy mueve miles de millones de euros, gana espacio en hostelería y supermercados y, sobre todo, ha dejado de ser una alternativa marginal para convertirse en opción habitual. La tendencia tiene nombres propios: cerveza 0,0, vino desalcoholizado y, desde hace poco, incluso ginebra o aperitivos sin alcohol.
España, líder en cerveza sin alcohol
Nuestro país es referencia europea. Según Cerveceros de España, la cerveza sin supone ya el 14% de toda la comercializada, con un peso del 16% en el consumo en hogares. A pesar de que el consumo total de cerveza descendió en 2024 hasta los 52,8 litros per cápita, la variedad “sin” mantuvo su crecimiento, con un aumento del 4% en ventas. La explicación es sencilla: se asocia a conducción, comidas de trabajo y consumo diurno.
Además, la experiencia en bares ha cambiado. Lo que antes era pedir “la sin” en botella ahora se pide de grifo. Heineken 0.0 ha instalado más de 10.000 tiradores en Europa, con una fuerte presencia en España. Y Guinness 0.0 ha invertido 30 millones de euros en su planta de Dublín para alcanzar una capacidad de 176 millones de pintas al año. El consumidor quiere el mismo ritual que con la cerveza con alcohol, y las marcas lo han entendido.
Vino 0,0: de promesa a realidad
Si la cerveza ha normalizado el 0,0, el vino sigue recorriendo ese camino. La escala todavía es pequeña, pero crece con fuerza. En Estados Unidos, las ventas en el canal minorista superaron los 89,9 millones de dólares en 2024, unos 76,8 millones de euros al cambio oficial del BCE. Alemania, el laboratorio europeo, registró un aumento del 86% en compras de vino sin alcohol el último año.
En España, la apuesta es clara. Familia Torres destina 6 millones de euros hasta 2026 a una nueva bodega específica para desalcoholizados en Pacs del Penedès. Su gama Natureo ya acumula premios internacionales. Henkell-Freixenet, con 1.250 millones de euros de facturación en 2024, ha expandido la familia Freixenet 0,0 y ha llevado el espumoso sin alcohol a mercados como Reino Unido, donde creció a doble dígito. El espumoso 0,0 se consolida como la puerta de entrada ideal: mantiene el ritual del brindis y convence en el aperitivo.
La innovación tecnológica
Una de las razones de este crecimiento es la mejora en los métodos de desalcoholización. Tecnologías como la Spinning Cone Column (SCC) o la ósmosis inversa con membranas permiten reducir el grado alcohólico a 0,05% vol conservando aromas y frescura. En palabras simples: los vinos 0,0 de hoy saben mucho mejor que los de hace una década.
Regulación y nuevas normas europeas
La Unión Europea también avanza. Desde diciembre de 2023 todos los vinos, incluidos los sin alcohol, deben declarar ingredientes y valores nutricionales en etiqueta o mediante e-label. En 2025, Bruselas ha propuesto armonizar las definiciones: “alcohol-free” para ≤0,5% vol y “0,0%” reservado a ≤0,05%. Además, se ha aprobado la producción de vino desalcoholizado ecológico, siempre que se cumplan límites técnicos de temperatura y filtración. Esto abre la puerta a un segmento premium dentro del 0,0.
Los destilados también se apuntan
El fenómeno no se limita a cerveza y vino. En 2024, Pernod Ricard lanzó Beefeater 0,0, primero en España y ahora en Reino Unido. El dato es revelador: el 75% de quienes compran Beefeater 0,0 son nuevos para la marca, procedentes sobre todo de la cerveza o los refrescos. Campari ha introducido en Estados Unidos su aperitivo sin alcohol Crodino, a 12,8 € el pack de cuatro. Y AB InBev ha convertido a Corona Cero en cerveza oficial de los Juegos Olímpicos, con contrato extendido hasta 2032.
Oportunidades y retos
El crecimiento es evidente, pero los desafíos también. En Alemania, un 40% de consumidores cree que un vino sin alcohol debería costar menos que uno tradicional. La batalla no es solo de calidad sensorial, también de valor percibido. Aquí entran en juego premios, certificaciones y mensajes de sostenibilidad. La autorización de vino ecológico 0,0 puede ser un arma poderosa en este sentido.
Por otro lado, la hostelería es clave. La cerveza ha demostrado que el grifo 0,0 elimina barreras. Trasladar esa experiencia al vino —ofrecer copas de espumoso o blancos aromáticos 0,0— puede ser el siguiente paso.
El 0,0 ya no es una rareza. En España, la cerveza sin es parte del día a día, y el vino desalcoholizado entra con fuerza gracias a la inversión de grandes grupos. Las nuevas tecnologías han mejorado la calidad, y Bruselas marca un marco claro para los próximos años. La conclusión es sencilla: quien aún piense que el 0,0 es solo “agua con gas y etiqueta” no ha probado un espumoso sin alcohol en 2025.