El Día Mundial de la Ópera es la excusa perfecta para sumergirse en un mundo de grandes voces, historias apasionadas y escenarios espectaculares. Cada 25 de octubre, celebramos una forma de arte que lleva siglos haciéndonos vibrar. Y si eres de los que piensa que la ópera es solo para expertos con pajarita, ¡déjame decirte que no podrías estar más equivocado!
Para muchos, la primera vez que se enamoraron de la ópera fue viendo la inolvidable interpretación de Luciano Pavarotti como Alfredo en La Traviata. En el mítico escenario de La Scala de Milán, el tenor desplegó todo su carisma y potencia vocal, convirtiendo el “Libiamo” en un brindis por la vida misma.
Pero más allá de la nostalgia de aquellos momentos, la ópera sigue viva gracias a cantantes actuales como Anna Netrebko, que emociona con su papel de Violetta, o Jonas Kaufmann, cuya interpretación de Don José en Carmen ha conquistado escenarios desde Londres hasta Nueva York.
Si hay algo que une a la ópera con el buen vivir es el gusto por los placeres de la vida. Y es que el vino y la comida están presentes en muchas de las obras más famosas. ¿Alguna vez has visto Don Giovanni de Mozart? Esa escena final, donde Don Giovanni está en pleno banquete, ha sido interpretada por grandes voces como Bryn Terfel. Este supo dar al personaje ese toque canalla y seductor mientras disfrutaba de un festín, antes de su trágico final.
Los apasionados de la ópera recordarán también la legendaria Maria Callas, como Violetta, brindando en La Traviata. Ella invita a todos a celebrar la vida con champán. Callas no solo cantaba, sino que vivía ese momento como si fuera real. Hoy, podemos imaginar a Nadine Sierra o Pretty Yende encarnando ese mismo papel, levantando la copa en el Teatro Colón de Buenos Aires o en la Royal Opera House de Londres. Aquí la magia de la ópera sigue viva y burbujeante como el espumoso en cada brindis.
En otra parte del Mediterráneo, en la tierra de Cavalleria Rusticana de Mascagni, la gente celebra la Pascua al son del vino y la camaradería. El famoso coro “Viva il vino spumeggiante” ha sido interpretado con fuerza por Plácido Domingo.
Más recientemente, tenores como Roberto Alagna, han logrado que el público de teatros, como el Teatro Real de Madrid o el Metropolitan Opera de Nueva York, cante mentalmente con cada trago. Imagínate en una plaza siciliana, rodeado de amigos y con una copa de vino, celebrando la vida como si fueras parte de la historia.
La Bohème, de Puccini, es una de esas obras que ha lanzado a muchos al estrellato. La inolvidable interpretación de Luciano Pavarotti como Rodolfo, en el Covent Garden de Londres, marcó una era. Hoy en día, es Juan Diego Flórez quien sigue robando corazones con su potente y conmovedora voz en este mismo papel.
Y qué decir de Anna Netrebko, cuya Mimi ha llenado escenarios de todo el mundo con ternura y pasión. No hace falta ser un experto para disfrutar de estas interpretaciones. Basta con dejarse llevar por la magia que ellos crean en el escenario.
El legado de Maria Callas, conocida como “La Divina”, sigue siendo una referencia para todas las sopranos que interpretan Norma o Tosca. Pero hoy, hay nuevas divas que mantienen viva la pasión, como Diana Damrau o Sondra Radvanovsky, quienes han demostrado ser dignas herederas de la grandeza de Callas.
Ya sea en el Vienna State Opera o en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, cada actuación de ellas es un viaje emocional que cautiva, incluso, a quienes nunca pensaron en la ópera como una opción de entretenimiento.
El Día Mundial de la Ópera es un momento para celebrar todo lo que este arte tiene para ofrecer. Grandes voces, historias que tocan el corazón y un ambiente que invita a la celebración.