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The Gentlemen, whisky, vino y pura extravagancia

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The Gentlemen, whisky, vino y pura extravagancia

Si The Gentlemen, de Guy Ritchie, te ha enganchado con su acción, diálogos afilados y personajes tan elegantes como peligrosos, espera a descubrir lo que beben. Porque aquí no se sirve cualquier cosa en un vaso de tubo. Hablamos de whisky de leyenda, vino de escándalo y una buena dosis de actitud británica.

La serie arranca con Edward Horniman (Theo James), un oficial del ejército británico que, de la noche a la mañana, hereda un inmenso feudo inglés tras la muerte de su padre. Pero no es solo una bonita casa de campo: también viene con problemas financieros, un hermano desastre y una plantación de marihuana del tamaño de un estadio. Y como en toda historia de este director, esto es solo el principio.

Lo que sigue es una espiral de enredos, criminales con demasiado estilo, diálogos mordaces y momentos tan ridículos como brillantes. Desde un traficante que usa una pescadería como tapadera, hasta una pelea con un hombre disfrazado de pollo, la serie mezcla el humor con la acción de una forma que solo Ritchie sabe hacer.

Cuando un personaje menciona por su nombre el whisky que bebe, sabes que es importante. Edward Horniman, el protagonista, disfruta de un Dalmore 25 años, un whisky escocés envejecido en barricas de jerez y bourbon que es puro lujo líquido. Eso sí, en la serie la botella que usa es de cristal labrado, un detalle que no pasa desapercibido. Porque si algo queda claro en The Gentlemen es que el estilo lo es todo.

En el primer episodio, Stanley Johnston (Giancarlo Esposito) pregunta con toda la clase del mundo: Do you drink wine?. Y si la respuesta es un Domaine de la Romanée-Conti 2002, sabes que no estamos hablando de un vinito cualquiera.

Esta joya de Borgoña es una de las más caras y codiciadas del mundo, y la serie le da su momento de gloria. Johnston tiene un ritual peculiar para decantarlo, utilizando un filtro de papel antes de devolverlo a la botella original. Algo que haría gritar a cualquier sumiller, pero que queda perfecto en su estilo de mafioso refinado. Y cuando Horniman menciona que en su bodega hay incluso botellas de la añada 1945, el espectador siente la opulencia en estado puro.

En esa misma escena, Horniman deja claro que él es más de Burdeos mientras que su difunto padre era el devoto de la Romanée-Conti. Es un duelo clásico entre dos regiones vinícolas legendarias, y la serie lo utiliza para perfilar la personalidad de los personajes. Horniman prefiere estructura y potencia; su padre, elegancia y exclusividad. Como si un Pomerol se enfrentara a un Vosne-Romanée en un duelo de pistolas.

En The Gentlemen, lo que se bebe es casi tan importante como lo que se dice. No hay botellas al azar: todo tiene un propósito. Desde el whisky que muestra poder, hasta el vino que refleja historia y prestigio. Y si hay que cerrar un trato con una copa en la mano, que sea con lo mejor.

Así que la próxima vez que veas la serie, fíjate bien en los vasos y copas. Porque en el universo de Guy Ritchie, las bebidas no solo refrescan: cuentan historias.

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