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El café: la banda sonora líquida de nuestro día a día

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El Día Internacional del Café es la excusa perfecta para hablar sobre esa taza mágica que nos despierta, nos motiva y, muchas veces, nos define. Porque sí, hay personas de café solo, de latte con su espumita perfecta, de cappuccino con cacao en polvo, y también están los “del que sea”.

Pero ¿sabemos realmente lo que estamos bebiendo? No todos los cafés son iguales. Si quieres saber si estás tomando uno bueno, tienes que pensar en su origen, su tueste y cómo se ha preparado. De hecho, elegir buenos cafés es casi tan complicado como elegir buenos vinos.

Piénsalo: ambos tienen perfiles de sabor, cuerpos y acideces que pueden hacerte sentir en un viñedo de la Toscana o en una plantación cafetera de Colombia. ¿Sabías que el café, como el vino, tiene terroir? Dependiendo de la región donde se cultiva, puede desarrollar sabores frutales, florales o incluso notas a chocolate.

El café en el cine y la música: Una inspiración constante

El café no solo está en nuestras tazas, también se ha colado en la cultura pop. ¿Recuerdas a Audrey Hepburn en Breakfast at Tiffany’s? Sentada en la Quinta Avenida, mirando escaparates con su café en la mano. Un clásico. O piensa en Pulp Fiction y cómo Quentin Tarantino convirtió una conversación sobre el “mejor maldito café” en algo tan memorable como los diálogos de Travolta y Jackson.

En la música, hay tantos ejemplos como tipos de café. Desde el famoso “Black Coffee” de Ella Fitzgerald hasta el pegajoso “One More Cup of Coffee” de Bob Dylan. Incluso Juan Luis Guerra cantaba aquello de “Ojalá que llueva café en el campo“, porque ¿quién no querría que cayera café del cielo en lugar de agua?

¿Qué hay en una buena taza de café?

Podrías pensar que un buen café solo se logra con granos de alta calidad. Pero la preparación también juega un papel clave. La cafetera italiana, la prensa francesa, el espresso… cada método saca lo mejor (o lo peor) de los granos. Un café mal preparado, por muy caro que sea, sabe a quemado o agrio.

La molienda y la temperatura del agua son cruciales. ¿Demasiado caliente? Se quema. ¿Muy fría? No extraerá todo el sabor. Uno bueno tiene que ser equilibrado, con una acidez agradable y un amargor controlado, como una buena película de Almodóvar: intensa pero sin pasarse.

Café en todas sus formas: Desde el espresso hasta el filtrado

El espresso es como un Rioja Gran Reserva: concentrado y robusto. Tiene ese golpe de cafeína que te pone en marcha. El café filtrado, en cambio, es más ligero, como un vino rosado. Perfecto para los que quieren algo más suave y bebible.

Después están los lattes y cappuccinos, el equivalente a los cócteles con vino. Añadir leche cambia el perfil de sabor del café, haciendo que las notas amargas desaparezcan y se conviertan en una experiencia más cremosa y dulce. Y si le pones un toque de canela o chocolate, es como preparar un cóctel Espresso Martini: sofisticado y con un toque divertido.

¿Café descafeinado? ¡Oh, la eterna ironía!

Muchos ven el café descafeinado como una traición al arte del café, al igual que algunos consideran los vinos sin alcohol como… una broma. Pero, para los que quieren disfrutar del sabor del café sin los efectos de la cafeína, un descafeinado bien hecho puede ser un manjar. Claro, no es lo mismo que un espresso al estilo italiano, pero al menos no te quitará el sueño.

Además, los métodos de descafeinización han mejorado. Ya no se utiliza tanta química, y los perfiles de sabor se respetan más. Así que, antes de juzgar a alguien por su taza de descafeinado, piensa que podría ser como un buen Chardonnay sin alcohol: raro, pero a veces necesario.

¿Cuál es el futuro del café?

Mientras que el consumo de café sigue creciendo, también lo hace la conciencia sobre la sostenibilidad. La trazabilidad y el comercio justo son términos que suenan tanto en la industria del café como en la del vino. La próxima vez que elijas un café, asegúrate de que tenga un origen transparente. Porque, al igual que en el mundo del vino, saber de dónde viene tu taza puede hacer que la disfrutes más.

En definitiva, es mucho más que una bebida. Es un ritual, una excusa para conversar o incluso para tomarte un respiro. Desde los espressos italianos hasta los cafés filtrados de especialidad, hay un mundo de sabores y matices esperando a ser descubiertos. Como en la película Coffee and Cigarettes de Jim Jarmusch, donde cada escena gira en torno a un café, cada taza que tomamos también puede contar una historia.

Así que, en este Día Internacional del Café, tómate un momento para apreciar esa taza que tienes en las manos. Puede que sea tu compañía mientras estudias, mientras trabajas o simplemente mientras te pierdes en tus pensamientos. Es como una buena canción: a veces suave, a veces fuerte, pero siempre reconfortante.

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