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Lo que pasó en la SPAIN RUM & GIN EXPO, y no te contaron

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Madrid, 8 y 9 de mayo de 2025. Apunta esas fechas porque puede que el mundo no se acabara, pero sí hubo un apocalipsis… de sabor. En la Plaza Caleido se celebró el Spain Rum & Gin Expo, una cita donde los destilados se pusieron su mejor traje tropical y las papilas gustativas bailaron bachata, techno y alguna samba en honor al ron, la ginebra y sus cómplices en copa alta.

Todo empezó con Daiquirimanía… y no, no es una enfermedad

El jueves 8 por la tarde, la cosa arrancó fuerte con DaiquiriMANIA, una oda hedonista al cóctel que Hemingway amó casi tanto como a sus gatos. No se trataba de “un daiquiri más”, sino de una explosión líquida reinterpretada por bartenders que no saben lo que es la moderación (por suerte). Sabores clásicos, afrutados y picantes, desfilaron como modelos en una pasarela de hielo picado.

El ambiente, entre club clandestino y bar tiki deluxe, estaba cargado de música retro y glamour destilado. Aquí no se venía a beber. Se venía a conmemorar al ron.

El salón del viernes: 60 destilados y ninguna resaca (aún)

El viernes llegó la cata. Más de 60 expresiones de ron y ginebra se reunieron bajo un mismo techo. Como si fuera la ONU del alcohol bien hecho, marcas de distintos países pusieron sus botellas sobre la mesa para conquistar paladares y acuerdos espirituosos de paz.

Y como en todo buen conflicto diplomático, aquí también hubo bandos:

  • El Caribe desplegó su artillería con rones de Jamaica, República Dominicana y Cuba. Intensos, con funk, con historia. De esos que no piden hielo, sino respeto.
  • Latinoamérica mostró el arte de envejecer en barricas. Venezuela y Panamá trajeron rones complejos, suaves y elegantes, con más matices que una telenovela larga. El tiempo aquí es un ingrediente más.
  • Europa, que parecía venir solo de público, se plantó con rones franceses agrícolas y propuestas españolas que dan la vuelta a la tradición con un toque de I+D y muchos botánicos ibéricos.

Y luego estaba la ginebra, tan moderna, tan cool, tan lista para mezclarse con todo. Algunas venían con notas de manzana, otras con azafrán, y una —según rumores— con lágrimas de unicornio (no confirmado).

Las charlas: beber y saber, combo ganador

Porque esto no era solo fiesta, también hubo seminarios y charlas con expertos, donde se habló de terroir, alambiques y fermentaciones como si estuviéramos en Harvard, pero con gintonic en mano.

Aprendimos que el ron no solo se hace con caña, sino con alma. Que no es lo mismo un ron industrial que uno agrícola. Y que la ginebra, esa dama del gin-tonic, tiene raíces botánicas que se remontan a tiempos de médicos medievales con demasiado tiempo libre.

Y sí, entre copa y copa también hubo espacio para algo que nos importa (y mucho): el liderazgo con aroma a revolución y perfume a caña. En una de las sesiones más potentes del salón, se celebró la Conferencia Women Leading Rum & Spirits, capitaneada por Larissa Arjona, alma fundadora del proyecto, y flanqueada por dos titanas: Judith Montelongo, que comanda el frente canario en Destilerías Arehucas, y Natally Andersson, directora de Recursos Humanos en Bacardí, que no solo mezcla cócteles, sino también políticas de integración como quien agita un shaker con propósito.

Se habló de mujeres al frente, de romper techos de cristal con tacones caribeños, y de cómo las grandes casas del ron ya no son solo cosa de barbudos con camisa hawaiana. Porque el liderazgo —como el buen ron— mejora cuando se deja reposar en manos diversas.

¿Y qué nos llevamos a casa?

Aparte de un poco de mareo (legal y feliz), salimos del Spain Rum & Gin Expo con una idea clara: el ron está viviendo su momento y la ginebra ha dejado de ser “la de siempre” para convertirse en una señora con mil caras.

Madrid fue durante 48 horas la capital mundial del buen beber. No hubo discursos de agradecimiento, pero sí brindis sinceros. Y, sobre todo, hubo algo que no se embotella: pasión por los destilados bien hechos.

Si no fuiste, toma nota. Y si fuiste, seguro aún estás soñando con ese ron especiado de Trinidad o esa ginebra cítrica con acento francés.

Porque aquí no se vino solo a beber. Se vino a vivir el ron y la ginebra. Y, como diría alguien en una barra cualquiera: que no se te pase el próximo. Rum

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