Unas lo hacen por amor al vino. Otros, por amor al branding. Y luego está Dolly Parton, que lo hace porque puede.

Sí, hablamos de esa epidemia fabulosa que convierte a cantantes y actrices  en bodegueros. Bienvenidos al viñedo VIP, donde las uvas fermentan al ritmo del autotune y las barricas llevan más maquillaje que una gira mundial. Pero no todos son postureo: algunos se lo toman más en serio que su paso por los Grammy.

Norah Jones: la que canta con alma y ahora también con burbujas

Norah no necesitaba otro Grammy. Pero se ve que una copa de rosado francés la miró a los ojos y le dijo: “This Life”. Así se llama su nuevo proyecto vinícola, creado junto a Maison Wessman, en un castillo del siglo XII en Bergerac. ¿Suena a peli de Richard Curtis? Pues casi.

Norah, que ha vendido más discos que botellas hay en su bodega (53 millones, nada menos), ha participado en el blending de un rosado seco y un crémant burbujeante de Limoux. Todo muy elegante, muy chanson francesa. Y, ojo, supervisado por el mismísimo Michel Rolland. Aquí no se viene a firmar etiquetas, se viene a beberlas.

Mientras está de gira con Visions, su último álbum, Norah confiesa que celebra con vino… salvo cuando gana un Grammy, que prefiere un margarita. Autenticidad, se llama.

Cameron Díaz: la que bebe limpio

Sí, la rubia de La Máscara y Algo pasa con Mary ahora hace vino sin cosas raras. Su marca se llama Avaline y es algo así como el Goop líquido del vino: ecológico, vegano, sin azúcar añadido y con una estética tan Pinterest que dan ganas de comértelo con pan de masa madre.

¿Éxito? En ventas, sí. ¿En crítica? Digamos que no le van a dar el Bacchus de Oro, pero se agradece la transparencia. Además, Cam no es solo cara bonita: ha estado implicada en la selección de proveedores, etiquetas e ingredientes. Eso sí, no esperes un Priorat. Espera un brunch en Malibú con amigas que tienen podcast.

Kylie Minogue: la reina del pop con burbujas en las venas

Australia la vio nacer, Locomotion la lanzó, pero es su gama de vinos la que conquista supermercados británicos. Kylie Wine se vende como churros en Tesco, con un rosado de Côtes de Provence y un Prosecco rosa que parece sacado de un videoclip de los 2000.

¿Involucrada? Dice que sí. ¿Ricos? Son lo que prometen: alegres, bebibles, instagrameables. Como ella. No es un vino para guardar, es un vino para brindar con tacones brillantes y coreografía.

Sarah Jessica Parker: el vino de Carrie Bradshaw

¿Y qué bebes después de un día de zapatos imposibles y drama en Manhattan? Un Sauvignon Blanc, claro. Así lo pensó Sarah Jessica Parker, que colabora con Invivo & Co para su gama Invivo X, SJP. Es un vino neozelandés (porque los buenos Sauvignon están en Nueva Zelanda, no en el SoHo).

SJP incluso eligió el tipo de tipografía de la etiqueta. Y eso es compromiso. Los vinos son modernos, con notas cítricas, perfectos para una cena con Miranda y Charlotte. Y sí, también tienen rosado. Porque el cosmos ya pasó de moda.

Dolly Parton: la diva de Tennessee se pasa al espumoso

Lo de Dolly no es una bodega, es un festival. Acaba de lanzar una línea de vinos espumosos con Zac Brown (otro músico metido en viñedos) y no puede ser más Dolly: colores pastel, sabor dulce y un mensaje claro: “Que nadie se quede sin brindar”.

¿Son vinos para críticos con paladar afilado? No. ¿Son divertidos? Absolutamente. Brindan por la vida, la risa y los pelucones de neón. Lo que el mundo necesita ahora.

Mary J. Blige: soul y Pinot Grigio

La “reina del hip-hop soul” lanzó su marca Sun Goddess junto a la bodega italiana Fantinel. Vinos frescos, brillantes, que reflejan su estilo: fuerte, elegante y lleno de luz. El Pinot Grigio ramato es como ella: único, con personalidad y con Grammy incluido. Beyoncé tendría una caja en casa.

Fergie: glamour del Valle de Santa Ynez

La ex Black Eyed Peas tiene su propia bodega, Ferguson Crest. Fundada con su padre en California, el proyecto es familiar, real y con tintos intensos. ¿Su vino estrella? Fergalicious, claro. Cabernet con curvas. ¿Y el concepto? Fergie meets Napa, con tacos picantes y beats de fondo.

Drew Barrymore: la bohemia vinícola

Sí, también Drew cayó en las redes del vino. Con su Barrymore Wines, elaboró Pinot Grigio con estilo californiano y etiquetas de cuento. Aunque su aventura fue breve (la línea ya no se encuentra con facilidad), dejó claro que las actrices de espíritu libre también saben de varietales.

Madonna (sí, la reina madre)

Aunque menos involucrada, Madonna fue socia en una bodega californiana hace unos años. Su vino, Confessions on a Wine Floor , vale, no se llamaba así, pero debería, no se convirtió en hit global. Pero la idea de beber vino con su nombre ya era suficiente para muchos.

¿Y Lady Gaga?

Todavía no tiene vino propio. Pero en sus videoclips hay más copas que en una cata vertical de Borgoña. Dicen los rumores que está considerando un Prosecco con performance incluido. Si llega, lo compramos.

Brindemos: ¿postureo o pasión?

Hay de todo. Las que meten las manos (y la nariz) en el proceso, y las que simplemente decoran la etiqueta. Pero incluso las más “marketinianas” ayudan a que más gente descubra el vino. Y eso, como diría Kylie, can’t get you out of my head.

Al final, cada botella cuenta una historia. Como sus discos, películas o vídeos virales. Algunas se guardan, otras se olvidan. Pero todas tienen algo que decir.

¿Y tú, con quién brindarías?

• ¿Con Norah al piano?
• ¿Con Dolly en el karaoke?
• ¿Con SJP en Manhattan con tacos y Sauvignon?
• ¿O con Fergie gritando “Let’s get it started” con un tinto en la mano?

Sea cual sea tu vino pop, elige bien tu copa. Y que la celebrity te acompañe.