El verano se fue. O eso dicen. Porque aún hay lugares en España donde el sol, el buen vino y la calma te esperan como si fueran el mejor bis de un concierto. Aquí van escapadas que te quitarán la morriña del verano.
Rueda (Castilla y León) — Verdejo con aire indie
Los británicos ya lo saben: Rueda es la nueva joya. Viñedos bañados por sol, castillos en el horizonte y vino dorado. Un un buen plan y con sabor a Verdejo. Si Entre copas se hubiera rodado aquí, Paul Giamatti estaría obsesionado con el Verdejo en lugar del Pinot Noir.
Armonía gastro: una copa de Finca La Medina, de José Pariente con queso curado de oveja. Indie en estado puro.
Galicia y sus mareas vivas — Fantasía sin dragones
Cuando las mareas se retiran, aparece un decorado de serie fantástica: cuevas marinas, playas secretas e islas que se cruzan a pie, como Cortegada. La naturaleza hace “spoiler” del paisaje y lo cambia cada día.
Armonía gastro: albariño de Pazo de Señorans con navajas recién hechas. Más épico que una batalla de Juego de Tronos.
Caldes de Malavella (Girona) — Termas con slow-motion
Olvida playas abarrotadas. Aquí el plan es otro: aguas termales romanas, rutas tranquilas y cocina rural. Todo en modo cámara lenta, como un capítulo de The Crown dedicado a la realeza en albornoz.
Armonía gastro: cava brut nature de Alta Alella con butifarra de payés. Realeza low-cost.
Cudillero (Asturias) — Puro Wes Anderson
Casitas de colores trepadas en el acantilado. Calles que parecen maquetas. Un puerto donde el marisco manda. Todo tan simétrico y pintoresco que el mismísimo Wes Anderson se instalaría aquí con su cámara y sus filtros pastel.
Armonía gastro: Una copa de La media vuelta, Albarín Blanco, de Bodega Las Danzas, con oricios. La vida en technicolor.
Moraira (Alicante) — Mediterráneo sin agobios
Ocho kilómetros de costa. Aguas cristalinas. Un casco histórico con torre vigía y castillo. Y lo mejor: sin hordas de turistas. Es Bajo el sol de la Toscana, pero con mistela local y mucho más barato.
Armonía gastro: Fondillón Brotons 1964, con Queso Brusco. Romance mediterráneo asegurado.
Bonus track: rutas alternativas
- Jaén: pasear entre catedrales renacentistas con la banda sonora de Paco Ibáñez.
- Teruel: historia y mudéjar para un spin-off de Romeo y Julieta.
- Cuenca: casas colgadas y arte abstracto, puro Midnight in Paris, versión manchega.
- Sanlúcar: manzanilla en mano, gambas al ajillo y un poco de flamenco. ¿Hace falta más?
Quien diga que el verano terminó no conoce estos rincones. Son planes baratos, distintos y con alma de película. Solo falta elegir banda sonora. ¿The Cure para Galicia? ¿Vetusta Morla en Rueda? ¿O un bolero en Moraira?
El escenario está montado. Tú decides la playlist.