Begoña Jovellar no necesita presentación. Pero la hacemos igual. Fue enóloga en Vega Sicilia. Sí, esa Vega Sicilia, donde el vino se convierte en leyenda. Y ahora, como quien cambia de vino, pero no de alma, ha decidido firmar con nombre propio una nueva aventura: Bodegas Jovellar.
Y cuando pones tu apellido a una etiqueta, o lo haces bien o no duermes tranquilo. Begoña duerme a pierna suelta.
Un blanco con alma de tinto
La presentación de los vinos tuvo algo de reencuentro, algo de confidencia, algo de primera vez. El blanco de la D.O. Rueda, cosechado en el noroeste, casi besando Toro, con viñas de 28 a 35 años, fue la estrella inesperada.
Este Verdejo Reserva 2022, que ha pasado tres años madurando sin prisa, es el primer blanco de reserva elaborado en La Rioja Oriental. Y eso ya es historia.
Pero lo más bonito fue cuando Jesús Flores, enólogo y crítico veterano, probó el vino, cerró los ojos, y soltó: “Es un blanco con alma de tinto”. Así, sin paños calientes.
Y es que este vino no solo tiene aroma de verdejo auténtico, sino también volumen, persistencia, y esa magia que te pide otra copa. Después otra. Y otra.
Todo está en la barrica. Bueno, y en Begoña, que eligió personalmente las 50 barricas de roble francés, americano y español. Probó como quien guisa con paciencia: un poco de sal aquí, una pizca de pimienta allá. Porque, como ella dice, “la buena crianza también está en el diálogo con los toneleros”.
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Una tinta fina que se hizo mayor
Después llegó el turno del tinto. Un Ribera del Duero 2022, de Bodegas Jovellar, 100% tinta fina. Cultivado a 850 metros, con un año de locura meteorológica. Las noches no refrescaban. Las uvas se desorientaban. “La noche confundía a las uvas”, dijo Begoña entre risas. Y después llegaron las lluvias. También la hinchazón. Y los sudores fríos.
Pero la magia está en saber esperar. Selección rigurosa, 12 meses en barricas, 3 más en fudres de gran tamaño, y el embotellado justo a tiempo: 1 de mayo del año pasado.
¿El resultado? Un vino elegante, largo, con estructura, de esos que no necesitan gritar para hacerse oír. Begoña lo define como un vino que refleja su carácter: firme, sereno, profundo.
Y sí, la barrica americana le va como anillo al dedo. También al vino que prepara en la D.O. Arlanza, aunque ese aún está calentando en la banda.
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Vinos que cuentan cosas
Lo que hace Begoña no es solo vino. Es relato, es oficio, es experiencia. Saber hablar con los toneleros, con los corcheros, con las viñas. Es entender que la madera también tiene humor, que una copa bien servida puede arreglar un día regular.
Desde 2022, Bodegas Jovellar abarca cuatro Denominaciones de Origen (Rueda, Ribera del Duero, Rioja y Arlanza), con la clara intención de hacer vinos de crianza que envejezcan bien y cuenten historias.
Sus vinos buscan emocionarte. Están hechos con cabeza, sí, pero sobre todo con alma.
Y cuando una mujer con el currículum de Begoña pone su apellido en la etiqueta, no lo hace para figurar. Lo hace porque lo tiene claro. Y nosotros, tras la cata, también.
