Las botellas de vino son como los villanos de las películas: vienen en todos los tamaños y siempre tienen nombres imposibles de recordar. Desde las estándar, hasta las gigantes que podrían saciar a un regimiento, aquí te contamos por qué algunas de ellas se llaman así y qué las hace tan especiales. ¡Prepárate para un viaje por la vinoteca más variada y divertida del mundo!
La botella estándar
Empezamos con la clásica, la de toda la vida: 750 ml. Si piensas que este tamaño es un capricho, estás equivocado. Se remonta a los tiempos en que los sopladores de vidrio trabajaban a pulmón. Al parecer, 750 ml era lo máximo que podían soplar sin desmayarse. Además, es la cantidad perfecta para compartir entre dos (o uno, si has tenido un día muy largo). Canción recomendada: “I Will Survive” de Gloria Gaynor. Porque, sí, sobrevivirás con una botella estándar… aunque dos son mejor.
Magnum: La doble diversión
Doble botella, doble alegría. La Magnum tiene 1,5 litros, el equivalente a dos botellas estándar. Su nombre no tiene nada que ver con el helado ni con las pistolas de Clint Eastwood. Viene del latín y significa “grande”. Es perfecta para cenas familiares donde todos dicen “yo solo una copita” y acaban con tres. La película ideal para esta botella sería “El Padrino“. Porque nada dice “familia” como una botella que nunca se vacía.
Jeroboam: El rey de la fiesta
Con 3 litros, la Jeroboam equivale a cuatro botellas estándar. Su nombre es bíblico, como casi todos los tamaños grandes. Jeroboam fue un rey de Israel famoso por sus grandes decisiones. ¿Por qué darle su nombre a una botella? Porque con 3 litros te sientes como la realeza, aunque termines cantando villancicos fuera de tono. El momento ideal es cuando tu cuñado cuenta el mismo chiste por quinta vez.
Rehoboam: Un lío de 4,5 litros
Aquí empiezan las cosas serias. La Rehoboam contiene 4,5 litros, seis botellas en una. Otro rey bíblico, otra noche que no recordarás. Es ideal para bodas, bautizos y eventos donde la gente grita “¡otra ronda!” cada cinco minutos. La canción perfecta es “Bohemian Rhapsody” de Queen. Porque después de una Rehoboam, tú también dirás “Scaramouche, Scaramouche”.
Matusalem: ¿Por qué tan grande?
Con 6 litros, la Matusalem guarda el contenido de ocho botellas estándar. ¿El nombre? Por Matusalén, el tipo que, según la Biblia, vivió 969 años. No sabemos si bebía vino, pero con una botella así, es posible que te sientas igual de eterno. Es ideal para brindar en Año Nuevo… y que dure hasta Semana Santa.
Salmanazar: No apta para débiles
¿Te parecen pocas ocho botellas?, pues la Salmanazar tiene 9 litros, ¡doce botellas en una sola! Otro nombre bíblico, claro. Este fue un rey asirio famoso por sus conquistas. Tú conquistarás la pista de baile después de vaciar esta bestia.Saca esta botella cuando alguien dice “a ver quién aguanta más”, a ver si hay…
Balthazar y Nabucodonosor: Maratón de vino
Si has llegado hasta aquí, te mereces un aplauso (y un vaso de agua). La Balthazar tiene 12 litros y la Nabucodonosor, 15 litros. Estas botellas no son para simples mortales. Son para eventos donde la resaca es un estilo de vida y el brindis dura horas. Me sugiere el “Highway to Hell” de AC/DC.
Melchior: ¡Que alguien me ayude!
Finalmente, la Melchior con 18 litros. Equivalente a 24 botellas estándar. Si necesitas una grúa para servir el vino, es que estás en el nivel experto. Perfecta para celebraciones donde la gente dice “¡esto no se acaba nunca!”.
Ahora ya sabes que el tamaño sí importa. Desde la estándar hasta las gigantes, cada botella tiene su momento, su historia y su toque de locura. Así que, la próxima vez que veas una botella de gran tamaño, recuerda: no es solo vino, ¡es una aventura en forma de vidrio!