Hay medios que nacen para contar historias. Y hay otros, pocos, que nacen para contarlas bien. Meininger’s International era de los segundos. Una voz clara, crítica y sin adornos que durante casi dos décadas nos hizo ver el vino desde el backstage: el de las cifras, las decisiones difíciles, los nombres que realmente mueven este mundo de uvas y egos.
Pero el pasado 18 de junio, desde Neustadt, Alemania, llegó la noticia que ninguno de los que amamos el vino queríamos leer: Meininger’s International cierra su edición en inglés. El grupo editorial Meininger Verlag ha decidido replegar velas, centrarse en sus cabeceras alemanas, y dejar en suspenso —hasta al menos 2026— esa ventana al mundo que fue su web y newsletter internacional.
Y a muchos se nos encogió el alma.
Porque Meininger’s no era solo un medio. Era un mapa. Y un espejo.
Desde su fundación en 2006, con el británico Robert Joseph como editor fundador, Meininger’s se atrevió con lo que otros evitaban: mirar de frente al negocio del vino. No al glamour, no a los brindis de postureo, sino al pulso real del sector. Con artículos sobre uvas híbridas en Polonia, análisis de mercados en China, o perfiles de los protagonistas del vino en Ámsterdam. Lo mismo te llevaba a Sudáfrica para hablar de viticultura en condiciones extremas que te hacía reflexionar sobre las contradicciones del mercado premium.
Ese enfoque global, afilado pero justo, solo podía sostenerse con una plantilla de periodistas tan diversos como brillantes. Y así fue: desde Felicity Carter, que estuvo al frente más de una década, hasta colaboradores como Adam Lechmere, Rebecca Gibb MW, Jim Boyce, Subhash Arora o el mismísimo Wojciech Bońkowski MW.
Tuve el privilegio de compartir algunos viajes y risas con Robert Joseph en los pasillos y comidas de la WBWE. Siempre curioso, siempre escuchando más que hablando, con esa mirada entre escéptica y cómplice que distingue a los periodistas de raza. Él fue, sin duda, uno de los pilares de esta aventura editorial y un defensor de que el vino no es solo un producto: es cultura, economía, política y futuro.
No se puede entender Meininger’s sin su voz. Ni sin la de Felicity Carter, que lo definió con emoción como un medio que “reunía a profesionales del vino de más de 40 países”.
El cierre llega en un contexto poco halagüeño: consumo de vino en mínimos históricos, recortes en comunicación y marketing, y un mercado en plena reinvención. Meininger Verlag ha prometido que parte de los contenidos de sus revistas alemanas volverán al inglés en 2026. Pero no será lo mismo.
No será Meininger’s.
Porque lo que hacía única a esa cabecera era su mezcla de rigor, independencia y mirada global. Algo muy raro hoy. Algo que vamos a echar mucho de menos.
Y aunque no podamos hacer un brindis digital con la próxima newsletter (porque no la habrá), sí podemos levantar la copa desde aquí, con cariño y respeto, por lo que fue y por lo que inspiró.
Gracias, Meininger’s. Hasta siempre. O hasta pronto.