A lo largo de la historia, los presidentes de Estados Unidos han mostrado preferencias culinarias y de bebidas tan diversas como sus políticas. Desde platos sencillos hasta banquetes extravagantes, sus gustos reflejan tanto sus orígenes como las tendencias de su época.
George Washington y el helado
El primer presidente, George Washington, tenía debilidad por el helado. Se dice que gastó una pequeña fortuna en este postre durante el verano de 1790. Incluso poseía utensilios especiales para su elaboración en Mount Vernon. Aunque no hay registros detallados de sus sabores favoritos, es evidente que el helado era un lujo que apreciaba.
Thomas Jefferson y el vino
Thomas Jefferson, tercer presidente de Estados Unidos, fue un gran amante del vino. Durante su mandato entre 1801 y 1809, promovió el consumo de vino en el país, reduciendo aranceles a vinos de diversas regiones, incluyendo España. Aunque su preferencia se inclinaba hacia los vinos de Burdeos, también mostró interés por los vinos españoles.
Abraham Lincoln y la manzana
Abraham Lincoln, conocido por su austeridad, disfrutaba de una dieta simple. Uno de sus alimentos predilectos era la manzana. A menudo se le veía comiendo una mientras trabajaba. Además, tenía gusto por el café y las frutas frescas. Su sencillez en la mesa reflejaba su carácter humilde.
Franklin D. Roosevelt y los cócteles
Franklin D. Roosevelt, presidente durante la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, era aficionado a los cócteles. Se le atribuye la popularización del martini en la Casa Blanca. También disfrutaba de platos sencillos, como el grilled cheese y los perritos calientes. De hecho, en una ocasión, sirvió hot dogs al rey Jorge VI de Inglaterra, lo que causó revuelo en la prensa británica.
John F. Kennedy y el Bloody Mary
John F. Kennedy, oriundo de Massachusetts, tenía una inclinación por la sopa de almejas de Nueva Inglaterra. Aunque su dieta diaria incluía platos franceses sofisticados, siempre volvía a este reconfortante plato. Su esposa, Jacqueline Kennedy, introdujo la alta cocina francesa en la Casa Blanca, elevando el estándar de las cenas oficiales. Además, se sabe que JFK disfrutaba de un buen Bloody Mary en ocasiones.
Lyndon B. Johnson y la comida texana
Lyndon B. Johnson, oriundo de Texas, era un amante de la comida de su tierra natal. Disfrutaba especialmente del chili con carne, un plato típico texano. Incluso insistía en que se sirviera en eventos oficiales, mostrando su orgullo por la gastronomía de su estado.
Richard Nixon y el vino francés
Richard Nixon tenía una marcada preferencia por los vinos franceses, especialmente los tintos caros. Frecuentaba el 21 Club en Nueva York, donde el personal siempre tenía una botella de Château Margaux lista para él. Su gusto por estos vinos reflejaba su inclinación por lo sofisticado.
Gerald Ford y el martini
Tras el escándalo de Watergate y la renuncia de Nixon, Gerald Ford asumió la presidencia en un contexto estresante. Ford prefería los martinis y, de hecho, se dice que el personal de la Casa Blanca le pidió que moderara su consumo. Fuera de las bebidas alcohólicas, también disfrutaba del café o del té helado.
Ronald Reagan y los caramelos de jalea
Ronald Reagan tenía una conocida afición por los caramelos de jalea. Durante su presidencia, siempre había un frasco de estos dulces en la Oficina Oval. Su sabor favorito era el regaliz negro. Esta preferencia se convirtió en un símbolo de su administración y llevó a un aumento en las ventas de estos caramelos en todo el país.
Bill Clinton y la comida rápida
Antes de adoptar una dieta vegana por razones de salud, Bill Clinton era conocido por su amor a la comida rápida. Hamburguesas, pizzas y barbacoa estaban entre sus elecciones frecuentes. Tras sus problemas cardíacos, cambió radicalmente su alimentación, optando por opciones más saludables.
Barack Obama y el vino
Barack Obama mostró interés por la cerveza artesanal. Incluso instaló una cervecería en la Casa Blanca, produciendo variedades como la Honey Ale, elaborada con miel recolectada en los jardines presidenciales. Además, disfrutaba de la comida sencilla, como hamburguesas y chili. En cuanto al vino, Obama renovó la bodega de la Casa Blanca y reconoció que su favorito era el Pinot Noir de Oregón. Para brindar en la Cena de la Hispanidad de 2014, Obama escogió un Peza do Rei 2012, un tinto ourensano con denominación de origen Ribeira Sacra.
Joe Biden y el helado
Joe Biden es un amante de la pasta y el helado, especialmente de vainilla y chocolate. En cuanto a bebidas alcohólicas, rara vez se le ha visto con una copa, aunque en algunas cenas oficiales ha brindado con un buen vino californiano. Su enfoque en la alimentación saludable y la moderación en el alcohol lo han caracterizado a lo largo de su carrera política.
Donald Trump y la abstinencia
Donald Trump es conocido por su amor a la comida rápida. Según informes, su plato favorito es la hamburguesa Big Mac de McDonald’s. Además, se ha informado que consume hasta 12 latas de Coca-Cola Light al día. Su dieta, rica en grasas y azúcares, ha sido objeto de críticas por parte de nutricionistas. Trump es abstemio, una decisión influenciada por la trágica muerte de su hermano Fred debido al alcoholismo.
Las cenas de Estado: un reflejo de la diplomacia
Las cenas de Estado en la Casa Blanca son eventos de gran relevancia diplomática. Por ejemplo, en una cena en honor al presidente francés Emmanuel Macron, se sirvió langosta de Maine escalfada con mantequilla y carne con chalotas caramelizadas, todo ello acompañado de quesos estadounidenses.
Estos menús buscan reflejar la riqueza culinaria de Estados Unidos y honrar al país invitado.
En resumen, las preferencias culinarias de los presidentes estadounidenses ofrecen una visión fascinante de sus personalidades y épocas. Desde platos sencillos, hasta banquetes elaborados, la comida en la Casa Blanca ha sido siempre un reflejo de la nación y sus líderes.