Olvida el “descansa en paz”. En el Antiguo Egipto se decía más bien “descansa, pero con vino”. Porque sí: nuestros amigos del Nilo, además de inventar el eyeliner y el drama real, enterraban a sus muertos con ánforas de esta deliciosa babida. Y no por postureo, sino porque pensaban que les haría falta en el más allá. Como un kit de supervivencia de ultratumba.
¡Confirmado! Vino para el más allá
¿Es verdad? Sí. En excavaciones reales, las que hacen con pincel, no con látigo como en Indiana Jones, se han encontrado ánforas de vino en tumbas egipcias. Incluso etiquetadas, con el año de la cosecha, la zona y el nombre del bodeguero. Lo que viene siendo un tumba-gourmet pack.
Un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences analizó residuos en ánforas del 3150 a.C. ¡Y sí, era vino! Con rastros de resina y hierbas. El primer mulled wine, vamos.
Cleopatra lo sabía (y lo bebía)
Piénsalo: si Cleopatra hubiese tenido un perfil de Instagram, su bio diría “Reina, amante de Roma y del vino aromático de Karnak. DM para alianzas imperiales”.
Y Elisabeth Taylor, en su legendaria interpretación de Cleopatra, no escatimó en copas ni en eyeliner. Entre beso y beso con Richard Burton, seguro que había una botella de champán fuera de plano.
Osiris el sumiller
Si en las pelis futuristas reviven a antiguos emperadores, que no nos extrañe que algún día alguien abra una tumba egipcia y diga:
—“Oye, esto huele a syrah con notas de dátil”.
Porque el vino no era solo para celebrar en vida: era parte del rito de paso hacia el otro mundo. Como si Osiris hiciera de sumiller en la puerta del más allá y dijera:
—“A ver, tú traes una buena añada. Pasa. Tú traes agua, vuelve a nacer.”
¿Y qué decían los jeroglíficos?
Muchos mostraban escenas de cosecha, prensado y libaciones. El vino era ofrenda para los dioses y los muertos. Una especie de vino ceremonial deluxe.
Y si te preguntas si todo el mundo lo hacía: no. Esto era cosa de ricos. Los pobres se llevaban cerveza, que también era divina… pero más barata. Vamos, que desde entonces ya existía la carta de precios en el más allá.
Y ahora, en vez de pirámide, brunch
Lo curioso es que, miles de años después, seguimos haciendo más o menos lo mismo: brindamos por los que ya no están, celebramos con vino, lloramos con vermú.
La diferencia es que ahora lo hacemos en mesas compartidas, con croquetas y sin sarcófago. Aunque a veces, después de ciertos domingos, el cuerpo se quede igual de momificado.
Así que sí: en Egipto, el vino era tan eterno como la vida misma.
Y si algún día te preguntas qué llevarías tú al más allá, recuerda: elige bien el vino. Nunca sabes quién lo va a catar.