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El sándwich mixto, historia y anécdotas deliciosas

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Pan, jamón y queso. Un trío que ha salvado desayunos, meriendas y crisis existenciales. Es el sándwich caliente que no juzga. Un héroe crujiente, silencioso, sabroso. Hoy lo celebramos con hechos, con nombres y con estilo literario. 

Un sándwich mixto es un bocadillo caliente, elaborado con dos rebanadas de pan de molde, jamón cocido y queso fundido. Se tuesta en sartén, sandwichera o plancha, y se sirve dorado, crujiente por fuera y meloso por dentro.

En España, es omnipresente. Desde cafeterías hasta estaciones de tren. Desde brunches domingueros hasta desayunos de hotel. No necesita adjetivos. Solo hambre.

Aquí viene lo fascinante: el sándwich mixto, tal como lo conocemos en España, deriva del “croque-monsieur” francés, documentado por primera vez en 1910 en París, en el café Le Bel Age. La receta cruzó los Pirineos, perdió la bechamel, ganó contundencia y se convirtió en el sándwich mixto español.

No hay una fecha oficial de nacimiento del “mixto español”, pero empezó a popularizarse en cafeterías y bares a partir de los años 50 y 60, coincidiendo con la expansión del pan de molde industrial y las sandwicheras eléctricas.

El 12 de abril, día internacional del sandwich mixto, no tiene un origen oficial certificado, ya que no está reconocido por organismos internacionales. Es una celebración no oficial, probablemente nacida en redes sociales o por iniciativas gastronómicas locales. Pero ha sido adoptado por cafeterías, prensa digital y foodies como un día para rendir culto al sándwich caliente más famoso de España.

Si hay alguien que amó los sándwiches con devoción casi bíblica, ese fue Elvis Presley.

El Rey del Rock es conocido por su infame “sándwich de plátano, mantequilla de cacahuete y beicon”, un bocado que haría llorar a cualquier nutricionista. Pero también le gustaban los sándwiches de jamón y queso, especialmente los servidos calientes y fundentes,  el grilled cheese americano o, por supuesto, el mixto español.

Durante sus giras, pedía bandejas enteras de sándwiches calientes, y más de un testimonio de su equipo menciona que “cualquier cosa con queso fundido lo hacía feliz”.

Se cuenta incluso que, en su mansión de Graceland, uno de sus cocineros personales tenía el encargo de prepararle sándwiches a cualquier hora del día… o de la madrugada. Calientes. Con jamón. Con queso. Y con mucho, mucho amor.

Por eso, aunque el mixto como tal no aparezca escrito en sus menús oficiales, su espíritu vive en cada mordisco de pan tostado y queso derretido.

Francisco Umbral, cronista del desayuno tardío y las barras madrileñas, hablaba en entrevistas de sus cafés con sándwich tostado. ¿Mixto? Probablemente. Aunque no hay una cita exacta que lo diga.

Pedro Almodóvar ha mencionado en entrevistas que sus rodajes empiezan temprano y que el desayuno debe ser “rápido y eficaz”. Su equipo confirma que los mixtos abundan en las pausas.

David Lynch, sí, ama los grilled cheese sandwiches, lo ha dicho en varias entrevistas (lo puedes leer en su biografía “Room to Dream”). No es exactamente el mixto, pero es su primo estadounidense.

Y aunque Mafalda nunca lo menciona, sabemos que odia la sopa. Y eso ya la hace amiga del mixto por oposición.

¿Cómo hacer el sándwich mixto perfecto?

Aquí no hay misterio, pero sí maestría:

  • Pan de molde: blanco, sin corteza o con ella, pero fresco.
  • Jamón cocido: de calidad, no el que parece plástico.
  • Queso: que funda bien. Havarti, emmental o gouda son apuestas seguras.
  • Mantequilla: untada por fuera del pan para lograr ese dorado crujiente.

Consejo extra: un peso encima mientras se tuesta. Así se une todo como un matrimonio feliz.

En Cuéntame, el sándwich mixto aparece en escenas de colegio, bares y cocina nocturna. Es un símbolo silencioso del día a día español.

Y aunque nunca ha sido protagonista de una novela rusa, si Alekséi N. Tolstói lo hubiera probado, lo habría convertido en personaje. “Un sándwich honesto, sin dobleces, como el pueblo. Fundido por dentro, como el corazón de un héroe cansado.”

Nos gusta porque es fácil y sabroso. Pero cada uno tiene su versión ideal. Y cuando no sabes qué comer… el mixto te abraza.

Es un plato que no necesita influencers. Se ha ganado el corazón de España desde las cafeterías de barrio hasta los hogares. Es nuestro, sin aspavientos. Y este 12 de abril, aunque el Día Internacional sea extraoficial, celébralo.

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