PHotoESPAÑA, el festival internacional de fotografía vuelve a la carga. No te puedes perder las exposiciones que ofrece en su XXVI edición. Ahora sí, cultura, vino y gastro juntas saben mejor.
Elliott Erwitt decía que “para que una fotografía sea buena, debe tener equilibrio, forma y fondo. Pero para que sea muy buena también debe tener una magia indefinible”. Así son las 135 obras expuestas en la Fundación Canal. Aquí podremos disfrutar de las inolvidables capturas de Erwitt, que lograron convertir en extraordinarios algunos momentos ordinarios. Con el buen sabor de boca que nos dejarán las fotografías, te recomiendo que vayas a comer a Lakasa. Deléitate con su corvina asada o sus albóndigas de buey a la carbonara. ¡Ah! y la carta de vino no te va a dejar impasible. Hasta puedes tomar Ariyanas 2018, de Bodegas Bentomiz, por copas.
¿Qué estás loco por el tenis?, como cantaba Gomaespuma, pues entonces la muestra fotográfica de la Fundación Ortega Marañón es perfecta para ti. ¿Quién no conoce a Lilí Álvarez, figura fundamental de la historia del deporte español?. Aunque destacó fundamentalmente como tenista y patinadora, practicó otros muchos deportes como el esquí, el alpinismo y el automovilismo. Fue, además, la primera mujer española que participó en unos Juegos Olímpicos, los de París de 1924.
Esta exposición quiere conmemorar el centenario del olimpismo femenino español en la antigua Residencia de Señoritas. Por aquí pasaron figuras fundamentales de la vanguardia artística, literaria, política, intelectual y social femenina, desde su fundación en 1915 hasta la guerra civil. El proyecto centra su atención en la figura de Álvarez, pero también explora los inicios de la práctica deportiva en España y su vinculación con la modernidad. No olvides que la inclusión de la mujer en el ámbito del deporte en el primer tercio del siglo XX fue minoritaria. Esta exigió un enorme esfuerzo y sacrificio personal de aquellas deportistas quienes, como Álvarez, abrieron un camino hacia la igualdad.
Al salir, unas ostras en el Puertito. Después, date un capricho comiendo en Saddle. El restaurante que nace sobre los cimientos de Jockey, un clásico de la capital. Desde su Moluscada, hasta su Rodaballo salvaje a la brasa, podrás disfrutar de todos sus platos. Para el vino, déjate guiar por la mano de Israel Ramírez. Y si me dejas ayudarte un poco, comienza con una manzanilla de Sacristía AB, que Antonio también fue un pionero para la época.
En Colón, Erwin Olaf nos ofrece su visión de los problemas a los que se enfrenta la sociedad contemporánea en pleno siglo XXI: soledad, incomunicación, aislamiento, híper-individualismo y violencia. Nos cautiva su estética narrativa de la fotografía escenificada, con composiciones muy cinematográficas y cuidadas. Además, la exposición se completa con casi una treintena de autorretratos. Estos reflejan, no sólo las frustraciones, los deseos y los interrogantes vitales de Erwin, sino también los distintos medios y técnicas utilizados en su práctica artística multidisciplinar.
Trás la exposición del Fernán Gómez, no tenemos más remedio que cruzar la calle y subir al Club Financiero. Tómate una copa de Manzanilla De La Riva Miraflores Baja, con vistas al Barrio de Salamanca. Y no dejes de comer las nuevas propuestas gastronómicas de Nino Redruello. Pero no vayas en pantalón corto, ropa deportiva, ni con zapatillas deportivas. Se requiere el uso de chaqueta.
Si, como a mí, te gusta la fotografía de espacios, estás de suerte. La obra de Cándida Höfer está en la capital de la mano de la Galería Helga de Alvear. Esta exposición nos plantea una reflexión sobre la velocidad relativa del tiempo. La arquitectura desprovista de cualquier rastro de presencia humana adopta en su trabajo un tinte de extrañeza, de objeto idealizado. Al salir, no puedes dejar de pasar por La Canibal, donde sus vinos sinceros, esos que saben a su tierra, sus uvas y sus paisajes, con el toque personal de los hombres y mujeres que los han hecho, y sus quesos de Campo, te van a enamorar.
Para los amantes de la naturaleza, el proyecto Cuadernos de Campo es perfecto. Javier Vallhonrat plantea un programa de tres años que dirige la mirada a los espacios naturales de los Reales Sitios del Patrimonio Nacional. Este se realiza en colaboración con ACCIONA y PHotoESPAÑA, instituciones que comparten el compromiso con el medio ambiente y su protección. Para ello, se contará con la colaboración de fotógrafos consagrados del panorama español, cuya práctica y sensibilidad artística estén relacionadas con la naturaleza y el territorio. Las actuaciones tendrán varias sedes. Entre junio y septiembre se instalará una exposición de fotografías en los jardines del Campo del Moro. Entre septiembre y diciembre se instalará una exposición de fotografías de Javier Vallhonrat en el Palacio de La Granja. Aquí se presentará la primera publicación de esta serie de cuadernos de campo.
No dejes de ver Agony in the Garden de Lúa Ribeira, en el Museo Lázaro Galdiano. Muestra un encuentro cercano con jóvenes involucrados en una ola cultural global y diversa que se desarrolla de manera única a nivel local. El hedonismo frente al nihilismo, la oscuridad frente a la alegría, la glorificación de la riqueza y la banalización de la violencia resuenan como respuesta a los valores, mercados y estructuras de la sociedad contemporánea. Tras esto, no te quedará más remedio que pasar por Varro (Serrano, 93). Esta es la nueva propuesta de la “Varra” de moda. Tómate una tortilla de patata hecha al momento, o una buena ración de bravas, con una copa de U de Usarralde 2019, por ejemplo.
La museología, escenografía y cápsula de tiempo se unen en la colección fotográfica que expone el Museo Nacional de Artes Decorativas . Bajo el título de Álbum de Salón y Alcoba, se exponen fotografías y objetos, a partir de los que se ‘reconstruye’ la historia personal de una pareja. Esta se casó en los años 20 del pasado siglo, pero su rastro desaparece tras la Guerra Civil. Cuando acabes, crúzate de acera y ve a García de la Navarra. Disfruta de la cocina de toda la vida y de las verduras frescas de Navarra. Todo está buenísimo, y la carta de vinos es espectacular.
El Primer Manifiesto Surrealista, escrito por André Breton y publicado en 1924, cumple este año su centenario. Por esa época, el trabajo de Germaine Krull, Man Ray, Moholy o Kertész despuntaba en Europa. Edward Weston y Tina Modotti llegaban desde Estados Unidos a México. La Exposición Internacional del Surrealismo, organizada por Breton en México en 1940, con obra de Manuel Álvarez Bravo, entre otros, concurre con la llegada de artistas como Leonora Carrington, Kati Horna o Remedios Varo que, huyendo de la guerra en Europa, se instalaron en México. A partir de ahí, la ideología recogida en el manifiesto surrealista sirvió de base para varias generaciones de artistas de todo el mundo, que, aunque no formasen parte de un grupo concreto, han reforzado con su agudeza otras formas de ver.
Por ello, Fundación Loewe expone obra de autores tan relevantes en la historia de la fotografía como: Dora Maar, Man Ray, Kati Horna, André Kertész, Berenice Abbott, Germaine Krull, Lucien Clergue, Philippe Halsman, Edward Weston, Manuel Álvarez Bravo, Tina Modotti, Horst P. Horst, Graciela Iturbide, Francesca Woodman, Ana Mendieta, Lola Álvarez Bravo, Marion Scemama, David Wojnarowicz, María García, Barbara Morgan, Imogen Cunningham, Edward Steichen, HIRO, Genia Rubin y Henri Cartier Bresson
Hay muchas más y muy interesantes, pero en algún momento tenemos que parar. Estas las dejare para un segundo paseo por PHotoESPAÑA 2024.